"Zombis laborales": qué es lo que puede matar su carrera
El 85% de los empleados no está comprometido con su trabajo. Estos "cuerpos presentes" con "mentes ausentes" lastran su carrera laboral y a las organizaciones que los mantienen, dicen especialistas en España.
Fuente: DFPublicado el 13 de mayo de 2024.La falta de apoyo, un alto nivel de exigencia o el escaso control sobre tareas laborales son algunos de los factores que alimentan la proliferación de zombis laborales.
Presentes pero ausentes, estos empleados hace tiempo que no están comprometidos con su trabajo y la mayoría no son conscientes -y si lo son, no les importa en absoluto- de que están atrapados en una rutina que frena su crecimiento profesional y perjudica su vida personal.
Algunos manifiestan su desidia vagando por la oficina sin rumbo y otros trabajan sin más, sumidos en la apatía de un puesto que no les motiva más allá de finalizar su jornada. Caer en esta indiferencia es tan sencillo como perjudicial para el trabajador y para la empresa.
Los detonantes
Que el 85% de los empleados no esté comprometido con su trabajo -según datos de Gallup- significa que una amplia mayoría de trabajadores está presente pero ausente, es decir, tienen un alto riesgo de convertirse en zombis.
Jesús Alcoba, director creativo en La Salle Campus Madrid, hace esta reflexión en voz alta para justificar hasta qué punto actuar con precaución es más que relevante.
Recomienda, en primer lugar, estar atento a usos y costumbres en apariencia inocuos: "El odio a los lunes, la celebración de los viernes o usar expresiones como desconectar o escapada denotan que quienes las pronuncian no desean estar en la empresa. Son señales de alarma que nos indican que es mejor no participar en esas conversaciones si queremos vernos libres de contagio".
También aconseja evitar otro foco de zombis: los corrillos de descargue. "Se critica despiadadamente a unos, se hacen trajes a medida a otros y, como norma no escrita, se pone de manifiesto el rechazo o el odio que se le tiene al trabajo en general y a algunas personas en particular. Hay que huir de esos lugares porque la presión a la conformidad es arrolladora".
Ese contexto es, según Marta Romo, socia directora de Be-Up, uno de los tres detonantes que abocan a la desidia laboral. Menciona además "los propios pensamientos anclados en la falta de protagonismo que nos llevan al victimismo y a la desconexión, y también pensamientos vinculados a la falta de esperanza".
Y cómo no, una relación mala o tóxica con un compañero o un superior: "No me refiero a una relación conflictiva, sino a una que alimenta la apatía y la desconexión. Identificar a estos passion killers (asesinos de pasión) que lo ven todo negativo y problemático, para tener la menor relación posible con ellos".
La estrategia
Para esquivar estos detonantes, Manel Fernández Jaria, profesor de dirección y gestión de personas de la UOC y coach de equipos directivos, cree que "es importante establecer límites saludables, practicar el autocuidado y la autoimagen en el trabajo y desarrollar habilidades de gestión del estrés".
Propone aprender a decir "no" cuando sea necesario, delegar tareas, establecer prioridades claras y buscar apoyo cuando sea necesario. "Actuar de forma preventiva o reactiva lo cambia absolutamente todo, tanto en el ámbito personal como a nivel de organización", subraya.
Romo identifica cinco actitudes para acabar con esa desidia laboral. Como Fernández Jaria, la socia directora de Be-Up hace referencia a la proactividad, esto es, "anticiparse a los pensamientos que conducen a esa desidia y combatirlos".
En segundo lugar habla de la humildad para reconocer que se está entrando en modo zombi y no se está bien. Romo también menciona el coraje para atreverse a pedir ayuda o dar el salto para salir de ahí; y el optimismo, "cultivando emociones positivas, viendo la realidad desde la posibilidad".
Por último, alude a la exigencia, a no conformarse con estar a medias, a no justificar que las cosas son así, son difíciles o no se pueden cambiar, y a ser exigente con el contexto, con las relaciones y con uno mismo.
La receta de Alcoba contra el zombi laboral pasa por no tomarse demasiado en serio el trabajo, pensar en ello como una oportunidad, y tener una afición suficientemente potente como para que equilibre en los tiempos más oscuros.
La resignación
La apatía, el aburrimiento y la desidia del individuo minan su carrera profesional.
"Estas emociones nos quitan energía y nos llevan a la inmovilidad, a huir de la acción y a evitar el cambio", explica Romo. Alcoba coincide en que "el desapego al trabajo se parece al gas, porque tiende a ocupar todo el espacio disponible. Primero se le coge manía al puesto de trabajo, luego a los compañeros, después al jefe y, al final, a la empresa y al hecho mismo de trabajar".
Y lo peor es que las consecuencias para el cambio son nefastas: "Fingir que a uno le gusta el trabajo cuando no le gusta es como cualquier otro fingimiento: ocasiona contradicciones y malentendidos que difícilmente pasan el filtro de una entrevista de selección", asegura Alcoba.
Fernández Jaria coincide en que "la desidia laboral y el burnout pueden actuar como un repelente para el cambio de carrera, ya que pueden minar la motivación y la confianza en las habilidades profesionales". Por eso afirma que "es importante buscar oportunidades que promuevan un mayor sentido de propósito y satisfacción en el trabajo dentro de la misma organización o explorando nuevas opciones alineadas con los intereses y valores personales".
Las empresas ¿culpables o inocentes?
Carlos Recarte, socio director de Recarte &Fontenla executive search, está convencido de que la apatía o desidia laboral que define el desapego profesional tiene que ver con el compromiso emocional, y cree que las empresas tienen mucho que ver en ello.
Explica que hay culturas que promueven la motivación del empleado, y que eso tiene que ver con que este se sienta valorado y apreciado, con que comparta lo que siente la compañía.
En su opinión, es crucial que las empresas, y por ende, los líderes, "cultiven el crecimiento, el aprendizaje, fomenten el trabajo en equipo y reconstruyan la confianza". Recarte cree, salvo problemas psicológicos, que los zombis laborales se pueden salvar. Advierte de que los profesionales pueden poner de su parte para huir de ese desencanto, "pero si están en un entorno tóxico no hay salida".
Manel Fernández Jaria, profesor de dirección y gestión de personas en la UOC y 'coach de directivos y equipos, también asegura que "las organizaciones juegan un papel crucial en la prevención del 'burnout' y la desidia laboral al crear una cultura y promover unos liderazgos transversales que promuevan el bienestar de las personas trabajadoras".
Incide también en que "trabajar en primer lugar el liderazgo, empezando por la alta dirección, es el mejor camino para llevar el concepto de organización saludable a todos los rincones de la empresa. Cuando esto ocurre y se hace de forma genuina, los zombis pueden salir de su letargo o deben abandonar la empresa".
Marta Romo, socia directora de Be-Up, afirma que el contexto empresarial es clave para estimular la motivación o lo contrario. "Por otra parte, cuando no se desarrolla una marca de liderazgo que favorezca entornos de florecimiento humano y no se trabaja por generar una cultura de enriquecimiento y aprendizaje, las personas pueden desencantarse ¡ojo!... no todas".
Fuente: DF
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