Suben expectativas de vida ¿Cómo manejar la pensión?

El aumento de las expectativas de vida de la población es el resultado de políticas públicas exitosas en materia de salud, las que en conjunto con un mayor y mejor acceso a la medicina curativa nos brinda las herramientas necesarias para superar problemas que, en otros tiempos, hubiesen tenido consecuencias fatales.

No obstante la buena noticia que significa un aumento en las expectativas de vida de las personas, se convierte en factor negativo al momento del cálculo de la pensión (resultado del cociente entre el saldo acumulado en la cuenta de capitalización individual y una expresión que depende de las probabilidades de vida de la persona). Al incrementarse la expectativa de vida se produce inevitablemente una caída en la pensión calculada, puesto que el mismo dinero que está disponible debe durar por más tiempo, lo que reduce el monto mensual a percibir. Los programas de la seguridad social tienen que ir ajustándose, conforme la sociedad evoluciona. En el caso que estamos hablando es conveniente incrementar la edad de retiro o la tasa de cotización, o ambas; con el objetivo de mantener inalterados los beneficios.

Desde la implementación del sistema de capitalización individual, las tablas de mortalidad se han renovado cuatro veces, estableciéndose en la última de éstas factores automáticos de actualización y fijación de plazos máximos para el cambio periódico ellas. Teniendo en cuenta lo anterior, se hace necesario la aplicación de un mecanismo dinámico de ajuste de la edad de retiro indexada a la actualización y re-cálculo de las expectativas de vida, con el objetivo de no generar efectos negativos en la pensión final.

Razones políticas y sociales son las principales barreras de este tipo de medida, por lo que la gradualidad y/o una implementación más conservadora es lo que se observa en experiencias internacionales. Países de la OCDE, como los son Australia, Austria, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Japón, España, Reino Unido, Turquía y Portugal, han comenzado con reformas que introducen aumentos en las edades de retiro en el largo plazo, llegando incluso a los 69 años.

La reflexión que tenemos que hacer en este momento es si estamos dispuestos a continuar con una edad de jubilación que a todas luces no se encuentra alineada con la expectativa de vida y estado de salud de nuestra población; o realizar los ajustes necesarios (al igual que los países de la OCDE), con el fin de no ver afectadas nuestras pensiones por este tipo de cambios.

Fuente: Diario Financiero