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Estudio UC: habitantes de zonas con termoeléctricas se enferman 4 veces más

Estudio de la U. Católica y Chile Sustentable revela altas tasas de muerte y patologías en comparación con la media nacional. En Tocopilla, probabilidad de morir por tumores es casi dos veces más alta, y en Huasco, personas con asma son 397% más.

Fuente: La Tercera-PulsoPublicado el 26 de agosto de 2019.

En Chile existen 28 termoeléctricas que funcionan con carbón, 19 de ellas concentradas en las ciudades de Tocopilla, Huasco y Mejillones, en el norte del país.

Estas tres comunas fueron analizadas en un estudio realizado por el Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad Católica, a solicitud de la organización Chile Sustentable, con el objetivo de medir los daños en la salud de sus habitantes asociados a la presencia de termoeléctricas.

Los resultados obtenidos fueron calificados como "preocupantes". Esto, debido a que los riesgos de muerte y de prevalencia de distintas enfermedades es significativamente mayor en Tocopilla y Huasco, en comparación con los niveles promedio del resto del país.

"Casi no existen en Chile estudios relacionados con los efectos en la salud de las personas que conviven con termoeléctricas y es necesario tener información objetiva sobre esto", dice Sandra Cortés, académica de Salud Pública de la UC, e investigadora del Centro de Enfermedades Crónicas y del Centro Desarrollo Sustentable.

Para realizar este estudio epidemiológico, los investigadores analizaron las tasas de muerte y de atenciones en los centros de salud de los habitantes de estas tres ciudades (Tocopilla, Huasco y Mejillones) para enfermedades respiratorias, circulatorias, cerebrovasculares y tumores malignos, entre otras -todas asociadas a la combustión del carbón, según la Organización Mundial de la Salud (OMS)-, y las compararon con los parámetros nacionales en las mismas patologías.

Así, descubrieron, por ejemplo, que el riesgo de morir por una enfermedad cerebrovascular en Huasco es 281% mayor que el promedio nacional; las probabilidades de desarrollar enfermedades crónicas de las vías respiratorias es un 139% más alta y que la presencia de pacientes con asma es casi cuatro veces mayor que en el resto del país.

En Tocopilla, la situación es similar: el riesgo de fallecer a causa de tumores malignos en tráquea, bronquios y pulmón es 172% mayor, mientras que las atenciones médicas de pacientes con patologías crónicas de las vías respiratorias y con enfermedades isquémicas del corazón prácticamente duplican a las del promedio nacional (ver infografía).

Los datos de Mejillones no arrojaron diferencias estadísticamente significativas con el resto del país.

A juicio de Sandra Cortés, quien además es presidenta de la Sociedad Chilena de Epidemiología, estos datos presentan "un desafío para el sistema de salud que hay que abordar, porque estas personas están requiriendo una atención médica en mayor proporción que los otros chilenos".

Añade que "estos resultados solo muestran la punta del iceberg respecto de los posibles daños de salud en los habitantes de estas comunas, y que este estudio no puede identificar, como posibles daño cognitivo en edades tempranas, complicaciones en el parto, alteraciones metabólicas y varias más".

Descontaminación

El gobierno anunció en junio pasado un programa para el retiro de las ocho termoeléctricas más antiguas a 2024 y el retiro total a 2040.

Sara Larraín, directora ejecutiva del Programa Chile Sustentable, considera que el cronograma de cierre presentado por el gobierno es "insuficiente". "Solo pone fecha de cierre a las más antiguas. Eso no es tener voluntad de aliviar los impactos en la salud de las personas que viven en estas zonas de sacrificio", añade.

Estos resultados no sorprenden a los habitantes de estas comunas. "Confirman lo que es un secreto a voces en la ciudad, que la gente se muere y se enferma por las termoeléctricas", dice Fernando San Román, del movimiento Tocopilla Vuelve.

Soledad Fuentes, del movimiento SOS Huasco, afirma que "sabemos que acá existe un alto índice de mortalidad por cáncer y muchas otras enfermedades. Y a pesar de que tenemos un plan de descontaminación, ahora estamos peor que antes, porque de la forma en que está elaborado, les permite a las empresas contaminar incluso más".

Para ambas comunas rige un Plan de Descontaminación Atmosférica (PDA) para material particulado grueso (MP10), que fue aprobado en 2017.

Al respecto, el jefe de la División de Calidad del Aire del Ministerio de Medio Ambiente, Marcelo Fernández, afirma que "ambas ciudades no tienen superación de norma de Material Particulado 2,5 y tampoco de dióxido de azufre". Agrega que en esas comunas "se ha producido una reducción significativa" de este último contaminante debido a la aplicación de la nueva Norma de Emisión para Termoeléctricas que data de 2013.

Fuente: La Tercera- Pulso

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