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Ni con tablas unisex ni jubilando a los 65 años mujeres eliminarán brecha en pensiones

De acuerdo a los especialistas, si la diferencia salarial promedio en Chile es de un 25% es difícil que la situación previsional de las mujeres cambie.

Fuente: Diario FinancieroPublicado el 22 de noviembre de 2016.

En la Reforma Previsional de 2008 fue el pago del bono por hijo nacido vivo la medida que buscó compensar a las mujeres en la edad de pensión. Hoy, cuando las jubilaciones de ellas siguen siendo inferiores a las de los hombres en torno a un 30%, la apuesta ha sido por medidas adicionales.

Luego de que la presidenta Michelle Bachelet anunciara en agosto pasado una batería de medidas con las cuales su gobierno intenta alcanzar un acuerdo nacional por pensiones, se incorporó la iniciativa de implementar tablas de mortalidad unisex. Mientras, desde el mundo privado se ha insistido, incluso con anterioridad a la reforma de 2008, en la necesidad de que se iguale la edad de pensión entre hombres y mujeres, subiendo la de ellas a 65 años.

Sin embargo, incluso si se aplican ambas medidas en conjunto, las pensiones para el género no se igualarán a las de los hombres.

"Dadas las condiciones actuales en la estructura de remuneraciones, no ganamos nada con aplicar tablas unisex al momento de calcular nuestra jubilación sin antes cambiar las bases para que la comparación se haga sobre los mismos criterios. Si el aporte mensual de los trabajadores a su cuenta es de un 10% de la remuneración, es evidente que será en promedio un 25% más bajo que el de los hombres", dice Francisca Valdés, directora ejecutiva de Mujeres Empresarias.

La segunda brecha

La brecha entre pensiones de hombres y mujeres no es sólo consecuencia de la diferencia en los salarios ni de la longevidad. Además, se suman una serie de otras causas, como las lagunas previsionales, que son mayores en el caso de ellas, y de lo que en Mujeres Empresarias llaman la segunda brecha: la baja participación laboral.

"Chile es uno de los países de América Latina que menos ha integrado a la mujer en su fuerza laboral (43%), en contraposición con Perú (64%), Colombia (58,2%) y Brasil (54,8%)", dice Francisca Valdés.

Baja participación que se intensifica en los segmentos más pobres de la población, según la especialista. Por ejemplo, las mujeres del primer decil registran tasas de 27% de participación laboral, mientras que en el decil más alto de ingreso ésta alcanza un 67,5%.

Mismo efecto tiene el nivel educacional. De acuerdo a los datos de Mujeres Empresarias, entre quienes tienen educación básica incompleta la participación de los hombres en la fuerza laboral es de 63,8% y el de las mujeres sólo de 26,7%. En el otro extremo, para los que tienen educación superior completa, se observa una tasa de participación de los hombres del 88,9% y de las mujeres del 77,5%.

Pero si entre quienes tienen menos estudios la participación laboral es el problema, en el lado de las mujeres profesionales la diferencia en las remuneraciones es lo que las afecta. Así, entre asalariados y asalariadas con educación básica la brecha alcanza al 14,9%, entre los que poseen educación universitaria y de postgrado esta supera el 29%.

Pese a ello, hacia adelante las expectativas son un poco más alentadoras, de acuerdo a lo que dice Verónica Guzmán, gerente general de AFP Modelo (ver entrevista relacionada).

Con todo, dice Francisca Valdés, "hay que ajustar la edad y la expectativa de vida en las tablas de cálculo de las pensiones para la mujer, pero en paralelo las empresas deben avanzar en eliminar las brechas salariales y la autoridad en hacer más equitativo para nosotras el mercado del trabajo. Porque más mujeres, es más PIB", concluye.

VERÓNICA GUZMÁN, GERENTE GENERAL DE AFP MODELO: "BRECHAS SON MUCHO MENORES PARA EL GRUPO DE ENTRE 20 Y 30 AÑOS"

- ¿Por qué la aplicación de tablas unisex e igualación de edad de jubilación no es suficiente para eliminar la brecha en pensiones?


- Si bien avanzamos en disminuir las brechas al igualar edad de jubilación y aplicando tablas unisex, existen más razones, principalmente asociadas al mercado laboral pasado y actual, que permiten mantener las diferencias. Las consecuencias generadas por las diferencias entre los sueldos y además las condiciones que han permitido que nosotras tengamos en promedio mayores lagunas o periodos sin cotizar, permite que en promedio los ahorros individuales sean menores para el grupo femenino.


- ¿Cómo debería cambiar eso con el paso de las generaciones?


- Yo al menos veo un presente positivo, en el cual las mujeres hemos ido ganando terreno tras la normativa de la igualdad de condiciones laborales. De hecho, esto se ve reflejado en nuestros afiliados, donde se observa que las brechas entre sueldos y densidad de cotizaciones son mucho menores para el grupo entre 20 y 30 años que las que existen para los que tienen entre 31 y 40. Proyectando esto hacia el futuro, se ve que podemos ir por buen camino. Al mismo tiempo, siento que como sociedad debemos seguir abriendo oportunidades para las mujeres, no sólo en igualdad de salarios, sino también en posiciones de responsabilidad, donde las diferencias sean un complemento.


- Entre los afiliados ¿cuál es la diferencia de fondo acumulado y salario?


- Hoy existen diferencias, pero como señalé, si uno compara entre rangos etarios más jóvenes y los que les siguen, se puede ver que las brechas se han ido acortando. También es interesante observar que las mayores diferencias en el tiempo se crean a través de los salarios y no tanto en la densidad de cotizaciones. Esto significa que los hombres, al menos hasta ahora, acceden a mayores rentas que las mujeres, pero creo que en el futuro, esto cambiará y las mujeres contaremos con aumentos de renta por experiencia y años como trabajadoras activas iguales a los hombres.

Fuente: DF

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